En la práctica del esquí alpino, los deportistas compiten de manera individual con el objetivo de realizar un descenso en el menor tiempo posible, siguiendo un trazado sinuoso marcado por puertas (balizas especiales). La modalidad de slalom gigante exige un mínimo de 30 puertas a una distancia entre puertas de 5 metros. Se realizan dos descensos por diferentes trazados durante el mismo día. El ganador es aquel cuya suma de ambos tiempos sea menor.